Un amigo nuestro nos ha comunicado algunas noticias acerca los tres sujetos de mala catadura que, según dijimos en nuestro número anterior, fueron conducidos a esta ciudad por los Mozos de la Es cuadra.
Dichos sujetos, según parece, se dedicaban a la lucrativa industria de enviar anónimos con amenazas de muerte a sus victimas si no depositaban ciertas cantidades en determinados puntos. No hace muchos días amenazaron a un propietario de Alpens, exigiéndole el depósito de una respetable suma al pié de una alcantarilla de la carretera. El aludido propietario no hizo el menor caso, pero la amenaza se repitió y con más severidad, pero el depósito debía hacerse entonces en el cementerio antiguo de Montesquiu. Avisados los somatenes de Llussá, Sora y San Quirico, adoptaron tan certeras medidas que los tres presuntos autores del anónimo cayeron en el garlito. Primero compareció uno solo a recoger el consabido dinero, y dada la voz de alto por los somatenes apostados al efecto en un sitio disimulado, quedó preso. Apostáronse de nuevo los somatenes, y al cabo de bastante rato, demasiado largo por lo incómodamente que habían de permanecer los individuos del Somatén, comparecieron los otros dos compañeros, los cuales se dirigieron inmediatamente al sitio designado, apoderándose de los cartuchos de herramientas que simulaban dinero y tocando las de Villadiego.
Los individuos del Somatén que estaban a alguna distancia, salieron de su escondite y les siguieron la pista hasta el pueblo de San Quirico, en una de cuyas posadas fueron capturados.
Si esta relación es exacta, como suponemos y como por tal la tiene el amigo que nos la ha referido, los Somatenes habrán prestado un nuevo y grande servicio al país. Mil plácemes a los Subcabos señores Casarramona y Estrada.
El Norte Catalán, de 3 de agosto
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